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La Ribeira Sacra. Un lugar tocado por los dioses

En el sur de la provincia de Lugo, y bañada por las aguas del río Miño, se encuentra la Ribeira Sacra, un lugar tocado por el cielo, donde nos encontramos imponentes parajes como los cañones del Sil, o paisajes que albergan uno de los mayores concentraciones europeas de iglesias y monasterios medievales, que crearon una cultura del vino que hoy es una de las banderas de la zona, con pendientes sobre laderas impensables repletas de viñedos, que configuran un paisaje sorprendente y único.

Varias épocas forman parte del entorno en el que nos encontramos, desde la prehistoria y los primeros pobladores que nos legaron las Mámoas de As Cabanas, o Castro Candaz, hasta la decisiva presencia romana, que marcó la estética y la tradición cultural de la zona, dejándonos un legado tan importante como la elaboración del aceite, la cerámica, o las aportaciones de brillantes obras de ingeniería, como el túnel de Montefurado. Pero su nombre propio, viene dado por el asentamiento a orillas de los principales ríos de monasterios gallegos, que se han convertido en cuna de la cultura de antaño, y hoy son auténticos tesoros pétreos que nos muestran nuestro pasado, y que cualquier visitante puede disfrutar, junto con las importantes manifestaciones artísticas que albergan.

"Una Reserva de la Biosfera. Un lugar privilegiado"

Pues en esta tierra privilegiada, convertida por la UNESCO en Reserva de la Biosfera, y dentro de una zona exclusiva, en Puramel, ubicamos nuestras colmenas. Rodeados de bosques y praderas autóctonas, alejados de toda contaminación externa, y buscando lugares privilegiados, protegemos a las abejas para que puedan completar su ciclo natural de la forma más pura.

La gran biodiversidad, bajo la influencia de un clima atlántico-continental, pero con microclimas mediterráneos predominantes en las zonas de ribera, hacen que encontremos una flora propia, como los grandes bosques autóctonos y milenarios de castaños y robles, también con presencia de tojo, brezo y matorral, mezclados con variedades más propias de un clima mediterráneo como alcornoques, madroños, encinas, naranjos y olivos, espliego, y un sinfín de plantas aromáticas y medicinales y multitud de frutos silvestres como arándanos, moras o rosa mosqueta.

Toda esta variedad floral, aporta las proteínas necesarias a las colmenas y nutre nuestra miel con unas características y propiedades únicas, que la convierten en un preciado bien alimenticio, que queremos acercaros.

Miel tradicional

Miel con nueces

Miel con almendras